Luego no te quejes
Casi una semana después de las Elecciones Europeas del 25 de mayo todavía colean, y mucho, los titulares y las valoraciones sobre lo acontecido el pasado domingo.
Mucho me temo sin embargo que son demasiadas las personas que todavía no han hecho la necesaria jornada de reflexión. Da igual que la hagas justo el día de antes, pero se debe hacer, sobre todo si ante la desidia y el descontento del partido político de turno no tienes un plan B. Para la próxima, te lo ruego, reflexiona, cuando quieras, donde quieras, pero por favor reflexiona y actúa.
Evidentemente, estas palabras se las dedico a quienes decidieron no ejercer el derecho a votar el pasado domingo, a quienes con una u otra excusa decidieron que su voto no iba a servir para nada o simplemente no se dieron el “mal rato” de acercarse a disfrutar de uno de los pocos placeres democráticos que nos quedan y que durante unas horas nos permite poner más o menos nerviosos a quienes por una vez están en nuestras manos.
Estos días he leído muchos comentarios contra quienes han sumado esa preocupante abstención, algunos casi demonizándoles por ello. A ver, no perdamos el Norte. El derecho al voto es eso, un derecho, no una obligación, y cada uno es muy libre de no disfrutarlo, tampoco vamos a lapidar al que no lo hace, pero sí es cierto que luego que no se quejen, que no digan que siempre salen los mismos o que las cosas no van a cambiar porque si en parte no cambian será por culpa de ellos.
El pasado domingo puede haber muchos titulares, pero de todos para mí el más importante y preocupante es el limbo en el que están todos esos votos perdidos, desperdiciados por quienes no valoran lo que tantas vidas costó conseguir. El derecho a votar.
Espero que quienes no hicieron la debida jornada de reflexión la hagan ahora y piensen que el pasado domingo algo sí que cambió y no fue gracias a ellos. Los resultados les dijeron a los grandes partidos que no son eternos, que algo están haciendo muy mal y que la gente se está cansando.
Pero ojo, con la que está cayendo una abstención de casi el 55% es más que preocupante, así que dejémonos de historias. Si sólo unas horas antes del inicio de la jornada electoral once millones de personas fueron capaces de movilizarse para ver un partido de fútbol, no puedo entender cómo de los 34 millones de españoles que estaban convocados a las urnas unos 18 millones no fueron a votar.
Los números impresionan, sobre todo si vemos que la experiencia constata que en muchas ocasiones estas cifras de abstención favorecen el auge de partidos de extrema derecha o de extrema izquierda. Y para muestra un botón. En Francia, con un 57% de abstención ya ha ganado la ultraderecha. ¿De verdad quieren esto?…
Pues ya saben, para las próximas reflexionen y voten y háganlo en este orden, por favor.