Por si no se han enterado el próximo 20 de diciembre elegimos Presidente de Gobierno para los siguientes cuatro años, un hecho que hace que, al menos para mí, en quién depositar mi confianza a través de mi voto se convierta en un asunto de gran responsabilidad. Qué le vamos a hacer, yo es que soy así de aplicada con estos asuntos.

En el caso de estas elecciones tengo la extraña sensación de que parece que no tenemos que elegir al candidato más formado, serio y con el programa electoral más adecuado a la realidad que vivimos. No, eso no es lo más importante. Ahora resulta que debemos elegir al candidato más simpático, cercano y dicharachero.

Sí, parece ser que eso es lo que han decidido los jefecillos de campaña de los partidos políticos con más opciones, véase básicamente Partido Popular, PSOE, Ciudadanos y Podemos. Al menos ésa es la conclusión que una saca después de ver las visitas a programas de televisión de lo más variadito que se están marcando, que más que precampaña parece que están haciendo bolos por los platós.

Y es que en los últimos días hemos visto de todo (y lo que nos queda). Les hemos visto cantar, bailar, escalar, montar en globo o en un coche de Rally, y han abierto sus puertas incluso a programas tan relacionados con la llamada prensa rosa como el mismísimo programa de Ana Rosa Quintana o “Qué tiempo tan feliz”. Muerta me quedé cuando me enteré que hasta al programa de Bertín Osborne habían sucumbido.

Y no sólo se trata de bolos televisivos. También en las apariciones radiofónicas hemos visto un giro notable, como constatan las recientes visitas de los candidatos simpáticos estos que tenemos ahora a “El Larguero” de la SER para hablar de un tema de interés nacional como es el fútbol, faltaría más.

En resumidas cuentas, que ahora esto v